jueves, 21 de marzo de 2013

Mediación en el divorcio



Frecuentemente se piensa en el divorcio como un proceso legal complicado y engorroso porque hay que contratar un abogado y acudir al juzgado, en el que se privilegia el enfrentamiento legal en los tribunales, generalmente con costos enormes en todos los aspectos: económicos, emocionales, legales, y muy rara vez se aprovecha la sinergia previamente existente entre la pareja para encontrar una salida negociada.
Y es que por el manejo equivocado de los conflictos las personas involucradas en un divorcio, están más animadas a la pelea, la revancha, la venganza, a hacer daño al cónyuge sin importar los hijos y la propia salud. Vemos en un proceso de ese tipo la oportunidad de desquitarnos de todo aquello que consideramos una ofensa, para ponernos a mano, o dar el “último y mejor golpe, porque de mí nadie se burla”, y olvidamos que con esa persona con la que ahora no podemos vernos ni en pintura, vivimos momentos agradables, hicimos planes, tuvimos hijos.
Esa situación previa parece borrarse por completo de nuestras mentes y de hecho nos condicionamos imaginando que todo lo que hace o dice la otra persona no es sino parte de un plan malévolo para hacernos aún más daño.
Pero no es así. El diálogo y la convivencia sobre las bases del reconocimiento propio son fundamentales para entablar una negociación exitosa. Durante el diálogo se identifican las emociones que hacen las veces de máscaras que disfrazan el verdadero conflicto y que por ello nos impide llegar a un buen acuerdo.
Debemos recordar que el mal manejo de las emociones bloquea los verdaderos intereses que tenemos cada uno de nosotros. Es decir, a veces en el reproche de no permitir las visitas al padre o madre que no tiene la custodia “porque invitas a tus amigos a beber a la casa”, se esconde la legítima preocupación por el bienestar de los hijos, solo que erróneamente expresada.
No hablar y no escuchar son síntomas de un atascamiento inducido por un conflicto que se trata de resolver por la fuerza. Esta violencia dificulta la comunicación pues cada parte cree tener la razón y está convencida de que la otra está equivocada y por lo tanto es la que debe cambiar.
La única manera de manera de desatascar el conflicto es que las partes comiencen a hablarse y a escucharse, para encontrar un camino y avanzar juntos hacia una resolución.
Redescubrir en la expareja a la persona con la que se casó, encontrar los objetivos comunes que tienen como divorciados e incluso conversar como amigos, son herramientas que sirven para hallar ese camino para la resolución del conflicto.
Esta es precisamente una de las tareas del Mediador: ayudar a los mediados a identificar sus propios intereses, entremezclados con el sin fin de emociones que siempre revolotean en estos casos, y llegar a los acuerdos que sean beneficiosos no solamente para los hijos, sino para los padres divorciados, y a veces, para las familias de estos como los tíos y abuelos de los niños, quienes sin duda también resienten los efectos del divorcio y la nueva vida que comienza.

miércoles, 20 de marzo de 2013

La mediación en el divorcio



Participación en el programa Mitoteando con Sasha, en canal 25 Siga Tv, de Chilpancingo, Guerrero.